miércoles, 20 de enero de 2010

El amante intermitente (parte II)

La segunda frase que actuó cual iceberg contra el Titanic entre nosotros la pronunció pocos días después de la primera un amigo de mi amante intermitente.

Aun con una relación por definir tras mi silencio por contestación a algo tan directo como su pregunta, y aun con todas las dudas martilleándole la sien sin parar, seguimos adelante; él con la sonrisa forzada y yo al más puro estilo Escarlata tratando de pasarlo por alto y haciendo sonar en mi cabeza aquello de: "ya lo pensaré mañana".

El siguiente paso era socializar más allá de los amigos cercanos con los que ya habíamos compartido risas y copas. Y el escenario elegido fue una barbacoa en el Club del que era socio de toda la vida. Bueno, bueno, bueno. A mi lo que más quebraderos de cabeza me dio fue elegir qué modelito ponerme (qué frivolidad, por Dios)y no era consciente del papelón que me estaban poniendo delante. Todo iba (aparentemente) divinamente cuando en mitad de la cena el citado amigo me ofreció algo recién salido de las brasas y soltó bien alto: "come, come, que tú nena aun tienes que crecer".

Silencio absoluto repentino.

Creo que el pobre no fue ni consciente de lo que soltó por la boca. Borracho como una cuba, simplemente se limitó a decir lo que todos estaban pensando sobre mi, pero que por respeto (jajaja!!!) no iban a comentar hasta que yo ya no estuviera o ellos se hubieran ido.
Es lo que tiene tomar copas preparadas llenando el vaso de vodka añadiendo sólo un tapón de refresco de naranja...

Me quedé bastante cortada, la verdad, y más al comprobar que la mirada de mi amante intermitente no sabía ni donde posarse.

Prueba no superada.

La no aceptación de la diferencia de edad por sus comunes y mi falta de interés real para un compromiso serio fueron lo que hizo que la relación siguiera pero que no llegara a otra denominación para los dos implicados que no fuera la de "amantes".

Lo que no entiendo es cómo pasaron casi cuatro años hasta que decidí que ya bastaba...

martes, 19 de enero de 2010

El amante intermitente (parte I)

Ya he perdido la cuenta de cuantos años hace que empezó mi historia con el amante intermitente...
Creo que aun estaba yo terminando los "dieci" y conocí a un tipo bastante mayor que yo al que decidí hacer caso por una noche. La historia no salió bien y caí en brazos de uno de sus amigos que esperaba paciente apostado en la sombra de nuestro fracaso a que la cosa se torciera y él fuera el hombro sobre el que llorar mi pena. Pues sí, lo consiguió. Era demasiado encantador para no lograrlo y yo demasiado imprudente, vengativa y necesitada de admiración continua para no querer lucir a su lado. Nunca me deslumbró él, sino el hecho de matar de envidia a todos los demás; y yo quería dejar que miraran.
De aquellas primeras épocas recuerdo tres frases, tres, que sentenciaron que la cosa no iría por buen camino. La primera la soltó él: "¿Quieres que amueblemos este piso?". Me lo soltó una noche, poco después de empezar a quedar, estando en su casa (bueno, en una de sus casas, que el chico estaba sobrado de todo). Me quedé en estado de congelación. Si hubiera dicho que sí, seguramente a fecha de hoy tendría un par de hijos, un par de casas, un par de coches y un montón de cosas más además de un montón de cuernos y un ex-marido con el que lidiar que me dejaría agotada y sobre todo muy aburrida. Todo eso se me pasó por la cabeza entonces. Estaba bien salir con él para fardar un poco y divertirme, pero quieto, que eso era ya ir mucho (demasiado)más allá.
Así que me limité a sonreír y a no decirle nada. Ahí me di cuenta de que él iba en serio y él se dio cuenta de que yo aun no quería nada. La expresión de su cara lo dijo todo tras mi silencio; para él fue un jarro de agua fría y supe que desde entonces la cosa seguiría, pero mal encaminada.

lunes, 18 de enero de 2010

Hola...

Pues ya estoy aquí; estrenando esta ventanita al mundo por la que arrojar al vacío mis pensamientos. No sé muy bien cómo funciona esto, pero creo que podré ingeniármelas... Vale, el teléfono no deja de sonar, el messenger de saltar... Así no hay quien escriba nada. Creo que voy a pasar de todo. No estoy para nadie. Me voy a escuchar una canción en la que llevo pensando toda la tarde: TOC de El hombre burbuja. Creo que el grupo ya ni existe, pero la canción es genial. Empieza así: "Una voz le dijo a la princesa, éste es el que tú te quedarás; silenciosamente y sin escenas, dale sólo un poco y siempre querrá más, déjale que lo haga a su manera,lo primero es siempre empatar, deja que el amor entre en sus venas y cuando esté contento es cuando hay que tirar..."
http://www.youtube.com/watch?v=qClaXXA0zGQ


Otro día será momento de hablar sobre cómo y cuándo y gracias a quién descubrí este tema. Pero eso será otro día.