lunes, 22 de marzo de 2010

Despedida a medias...

El final parece que ya ha llegado, pero sólo a medias...

Cuando no hay despedida, cuando no hay un adiós, cuando sólo hay una huida, alguien que desaparece sin más, ¿qué debe pensar quien espera?

Lo único que revela esa situación es que quien huye no quiere afrontarla.

Y si no quieres decir adiós, porque no sabes cómo hacerlo, es porque en el fondo no quieres que tus labios lleguen a pronunciar esa palabra: adiós...

Es una manera cobarde de no cerrar un capítulo, de no saber qué hacer y de dejar las cosas abiertas por lo que pueda pasar más adelante. Es una manera egoísta de creer que si otras cosas no te salen bien, quizás, el día de mañana haya otra oportunidad de hacer bien lo que no se supo ni siquiera manejar medianamente antes...

Hay una canción que dice "Y si al final, dormimos sin hablarlo, no nos influirá de modo alguno. Y al despertar, si lo hemos olvidado, quizás no habrá final...".

Yo quería un final; lo quería para agarrarme a él y cerrar el capítulo para siempre. Pero ahora ha quedado todo abierto.

Y lo peor es que pasará mucho tiempo hasta que la partida registre un nuevo movimiento. Y ese movimiento lo hará él. Y lo hará cuando ya casi yo no piense en que las heridas siguen doliendo y haya logrado levantar el vuelo y rehacer mi vida por otro camino. Y conseguirá que mi mundo se derrumbe; una vez más...



Y lo peor es que siempre he sabido todo lo que iba a ir pasando.



Y lo peor es que en esta historia siempre lo he anticipado todo; y nunca, nunca me he equivocado.


Y me temo que será así una vez más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario